Te robaron un sueño? No sé…pero cada vez que hago esta pregunta me miran como si fuera un bicho raro, pero al fin y al cabo todos soñamos, no? - uno más, otros menos, unos de color otros en blanco y negro, excepto yo que vivo instalada en ellos- y de vez en cuando nos entra la paranoia y creemos que alguna sabandija intenta adueñarse de ellos.
La mentada sabandija suele tener nombre y además rimbombante, el destino, te juro que a mí me ha robado más de uno y sé lo que es quedar con la sensación de que la vida - compañera de aventuras de la ya nombrada sabandija- me ha cerrado la puerta en la nariz.
Y se vuelve a transcribir el terrible capitulo: desconcierto, descalabro, lagrimas de impotencia y juramentos en todos los idiomas conocidos y desconocidos pensando que nunca jamás saldrás a pasearte por la calle de los sentimientos esquina corazón sangrante, pa' evitar que te timen de nuevo.
Yo debo ser un poco ilusa - rara me llamarías tú- pero esa calle no me da miedo, quizá un tanto deseconocida, pero al contrario, es la única calle en la que me encuentro algún sueño tan perdido como yo y me paro a charlar con él, aprendo de su historia - a veces hermosa, a veces cruel, a veces sin sentido- y me emociono con sus secretos, con sus perversidades que se parecen un tanto a los míos; pues bien es verdad que luego sigo mi camino y aquí paz y después gloria.
Lo malo viene después cuando te das de sopetón un trompón con el tuyo. Lo reconoces y te acercas demasiado, es entonces cuando aparece - casi siempre- la famosa e inseparable "parejita" el destino y la vida, esos que creen decidir por ti, sin ni siquiera preguntarte que te parece el asunto y te dejan en paz o ponen en marcha su maquiavélico plan, para apropiarse de el sueño que tanto esfuerzo y tiempo te costó hallar.
Los ladrones de sueños no saben de limites cuando se ponen en marcha, tú con un poco de atrevimiento e insolencia, te rebelas contra ellos, te esfuerzas por dar un cambio de tuercas, te desesperas e intentas retener tu sueño, pero mientras más luchas los golpes son más duros, esos dos impresentables llevan muchos años jugando sucio, muchos sueños robados, muchos trucos inesperados aprendidos y tu siendo un pobre primerizo acabas perdiendo la batalla
Uno termina pensando - pf para que luchar contra tal atraco- pero también uno tiene su orgullo y si el tiempo lo permite, se agazapa a la espera de que el sueño pase de nuevo y los ladrones de sueños, estén tan ocupados en otros "menesteres" que no se percaten de él, lo malo es que el tiempo pasa demasiado a prisa y cuando te quieres dar cuenta, el sueño ha pasado de largo.
Deberían inventar una ley contra estas sabandijas, algo que les impida a campar a sus anchas, una ley que a los soñadores nos permita circular libremente, buscando nuestras utopías, sin necesidad de toparnos con tales gañanes, esos que se dedican a exprimir nuestros sentimientos, sin molestarse en pensar en el daño que causan sus fechorías; pero hoy por hoy y teniendo el pasado como referencia, no habrá quién los pare en sus andadas.
Tú, por si acaso, no reveles tu sueño a nadie, ocúltalo a miradas curiosas, sueña en silencio y déjate llevar por él, allá donde te lleve; no grites de alegría, no vaya a ser que estos impresentables se enteren, y si lloras hazlo mansamente, a solas, para que sus semblantes no sonrían al saberte frágil en sus manos.
Es lo que yo haré, aunque admito que tengo miedo que me cachen en el truco y en el momento que se me escapa un suspiro lo amago a mis tenis pa no soltarlo y ahí están ellos a la esquina de mi vida, disimulando y haciéndose los remolones, pero veo sus sucias intenciones reflejadas en sus rostros; de cualquier manera seguiré intentándolo, con la esperanza de que algún día- ya sea lejano- les gane la batalla y mi bolsillo quede lleno de sueños.
Sólo tengo un pequeño problema y que que tengo muchas ganas de gritarte que en mi sueño estas tú, pero no me atrevo, por si estos gañanes se me presentan de improvisto, así que tendré que buscar la forma de decírtelo de tal manera que sólo tu seas depositario de tal anhelado secreto; no sé ya pensare en algo, a lo mejor te lo digo con señas… calvez te lo diga en ingles pero quizá lo pronuncio tan mal que ni tu entenderás, pensé dibujarlo en papel y ya mandarlo como papalote, pero mucho me temo que no pueda volarlo conmigo.
La mentada sabandija suele tener nombre y además rimbombante, el destino, te juro que a mí me ha robado más de uno y sé lo que es quedar con la sensación de que la vida - compañera de aventuras de la ya nombrada sabandija- me ha cerrado la puerta en la nariz.
Y se vuelve a transcribir el terrible capitulo: desconcierto, descalabro, lagrimas de impotencia y juramentos en todos los idiomas conocidos y desconocidos pensando que nunca jamás saldrás a pasearte por la calle de los sentimientos esquina corazón sangrante, pa' evitar que te timen de nuevo.
Yo debo ser un poco ilusa - rara me llamarías tú- pero esa calle no me da miedo, quizá un tanto deseconocida, pero al contrario, es la única calle en la que me encuentro algún sueño tan perdido como yo y me paro a charlar con él, aprendo de su historia - a veces hermosa, a veces cruel, a veces sin sentido- y me emociono con sus secretos, con sus perversidades que se parecen un tanto a los míos; pues bien es verdad que luego sigo mi camino y aquí paz y después gloria.
Lo malo viene después cuando te das de sopetón un trompón con el tuyo. Lo reconoces y te acercas demasiado, es entonces cuando aparece - casi siempre- la famosa e inseparable "parejita" el destino y la vida, esos que creen decidir por ti, sin ni siquiera preguntarte que te parece el asunto y te dejan en paz o ponen en marcha su maquiavélico plan, para apropiarse de el sueño que tanto esfuerzo y tiempo te costó hallar.
Los ladrones de sueños no saben de limites cuando se ponen en marcha, tú con un poco de atrevimiento e insolencia, te rebelas contra ellos, te esfuerzas por dar un cambio de tuercas, te desesperas e intentas retener tu sueño, pero mientras más luchas los golpes son más duros, esos dos impresentables llevan muchos años jugando sucio, muchos sueños robados, muchos trucos inesperados aprendidos y tu siendo un pobre primerizo acabas perdiendo la batalla
Uno termina pensando - pf para que luchar contra tal atraco- pero también uno tiene su orgullo y si el tiempo lo permite, se agazapa a la espera de que el sueño pase de nuevo y los ladrones de sueños, estén tan ocupados en otros "menesteres" que no se percaten de él, lo malo es que el tiempo pasa demasiado a prisa y cuando te quieres dar cuenta, el sueño ha pasado de largo.
Deberían inventar una ley contra estas sabandijas, algo que les impida a campar a sus anchas, una ley que a los soñadores nos permita circular libremente, buscando nuestras utopías, sin necesidad de toparnos con tales gañanes, esos que se dedican a exprimir nuestros sentimientos, sin molestarse en pensar en el daño que causan sus fechorías; pero hoy por hoy y teniendo el pasado como referencia, no habrá quién los pare en sus andadas.
Tú, por si acaso, no reveles tu sueño a nadie, ocúltalo a miradas curiosas, sueña en silencio y déjate llevar por él, allá donde te lleve; no grites de alegría, no vaya a ser que estos impresentables se enteren, y si lloras hazlo mansamente, a solas, para que sus semblantes no sonrían al saberte frágil en sus manos.
Es lo que yo haré, aunque admito que tengo miedo que me cachen en el truco y en el momento que se me escapa un suspiro lo amago a mis tenis pa no soltarlo y ahí están ellos a la esquina de mi vida, disimulando y haciéndose los remolones, pero veo sus sucias intenciones reflejadas en sus rostros; de cualquier manera seguiré intentándolo, con la esperanza de que algún día- ya sea lejano- les gane la batalla y mi bolsillo quede lleno de sueños.
Sólo tengo un pequeño problema y que que tengo muchas ganas de gritarte que en mi sueño estas tú, pero no me atrevo, por si estos gañanes se me presentan de improvisto, así que tendré que buscar la forma de decírtelo de tal manera que sólo tu seas depositario de tal anhelado secreto; no sé ya pensare en algo, a lo mejor te lo digo con señas… calvez te lo diga en ingles pero quizá lo pronuncio tan mal que ni tu entenderás, pensé dibujarlo en papel y ya mandarlo como papalote, pero mucho me temo que no pueda volarlo conmigo.
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