lunes, 11 de abril de 2011

La fotografia en la revolución mexicana


Esta exposición se presenta en el centro de la imagen ubicado en plaza de la ciudadela 2, centro historico en el metro balderas. La exposicion "fotografía en la Revolución Mexicana" nos habla de el surgimiento de la violencia revolucionaria en 1910 terminó con el sueño de perpetuidad del gobierno porfiriano. Los fotógrafos salieron a las calles a registrar los nuevos hechos y acontecimientos, enfrentando retos técnicos y tareas cada vez más complejas. El panorama típico del régimen y su retórica tradicional, que abarcaba inauguraciones oficiales, fiestas de caridad, actos cívicos y notas de la “alta sociedad” fueron desplazados en forma vertiginosa por nuevos escenarios caracterizados por combates sangrientos, luchas y escaramuzas, así como largas filas de familias cargando sus pertenencias y huyendo a sitios menos inseguros. En su huida a veces se confundían con grupos de soldados que cruzaban las calles.


Nuevos actores sociales, procedentes en su mayoría de los grupos populares, que antes habían aparecido bajo el sesgo de la mirada costumbrista, etnográfica o criminológica, ocuparon el centro de atención de las cámaras con un protagonismo y una vitalidad inédita hasta entonces. Se trataba de un México mayoritariamente campesino, retratado por fotógrafos con una mirada urbana moderna, fogueada en la prensa comercial y mercantil que se desarrolló en México en el último cuarto del siglo xix. Muchas de estas fotografías, alejadas de los ideales pictorialistas, con sus encuadres arriesgados o mostrando alguno de sus planos desenfocados, fueron recuperadas años más tarde desde perspectivas más vanguardistas y releídas como parte del proceso fundador de un fotoperiodismo moderno en México. Los dos episodios más fotografiados de la revolución por parte de las revistas ilustradas capitalinas fueron la llamada Decena Trágica, episodio golpista ejecutado por el general Victoriano Huerta en contubernio con Henry Lane Wilson, embajador de Estados Unidos, que terminó con el asesinato del presidente Francisco I. Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez en la ciudad de México, en febrero de 1913, y la invasión estadunidense al puerto de Veracruz en abril de 1914. Estas imágenes, acompañadas de distintos testimonios escritos dirigidos por los soldados a sus familiares y amigos, constituyen un documento antropológico invaluable para acercarse a las actitudes y los puntos de vista de este sector, y conocer su visión en torno a las clases populares mexicanas.

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